martes, 20 de mayo de 2008



La venganza de los monstruos.


Un día estábamos en la clase leyendo el libro de lectura y de repente el cielo se nubló y se puso de color gris. Se volvió todo oscuro y empezó a llover. Había truenos y relámpagos muy fuertes y vimos unas sombras. Estábamos tan asustados que no nos dimos cuenta de quiénes eran, pero cuando miramos otra vez, vimos claramente seis monstruos. Frankenstein, Drácula, el Hombre Lobo, un demonio, un fantasma y un conejo diabólico. Frankenstein era muy grande, pero tenía la cabeza un poco pequeña. Tenía tornillos en el cuello y toda la ropa estaba rota, Drácula tenía una capa y unos colmillos muy largos; al mirarnos, empezó a babear y a hacer un sonido muy raro. El Hombre Lobo era muy feo y desde luego muy peludo. Tenía la ropa rota como Frankenstein y los colmillos un poco más pequeños que los de Drácula. El demonio estaba rojo como un tomate. Hasta sus ojos estaban rojos. Tenía una cola fina pero muy larga y al final la tenía de punta como una flecha. El fantasma parecía como una monja pero tenía toda la cara llena de granos y era muy gordo. Estaba flotando en el aire y era muy transparente. El conejo diabólico era muy pequeño y parecía muy mono con un lacito rosa en cada oreja. Uno de mis amigos le llamó, pero de repente se convirtió en una cosa totalmente diferente. Parecía que le costaba respirar y tenía la lengua fuera de su boca, como si no le cupiera dentro.

Mi amiga les preguntó qué querían y ellos respondieron: “VENGANZA”. Yo les pregunté: ¿venganza de qué? Frankenstein dijo: Quiero vengarme de mi creador por hacernos tan feos a mí y a mi mascota. Drácula dijo: por no poder mirarme en el espejo. El hombre lobo rugió: por no poder ponerme el anillo de plata de mi novia, y el Demonio rojo chilló: yo me quiero vengar porque estoy siempre asfixiado de calor en el infierno. El fantasma de la monja intentaba siempre ponerse delante de ellos y convencerles de que nos dejaran en paz pero ellos no le hacían caso y nos miraban con cara de asesinos. Nosotros empezamos a correr muy asustados y al escaparnos tropezamos con una estantería y se cayeron un montón de libros. De repente los monstruos empezaron a gritar porque los libros los estaban absorbiendo. Eran los libros de sus propias historias de los que se habían escapado. Cuando todo acabo, se abrió la puerta de la clase y entró la profesora y nos preguntó por qué estaban todos los libros en el suelo. Le contamos la historia de los monstruos peor no nos creyó y nos castigó. Durante el castigo miramos por la ventana y vimos al fantasma de la monja que fue la única que no se marchó y se quedó a vivir en la torre abandonada del colegio.



VIVIAN MARTIN NEMIÑA. 5 B



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